Leticia, Amazonas, Colombia
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Capital del Amazonas, fue fundada el 25 de abril de 1867, con el nombre de San Antonio, cuando la vasta región amazónica carecía de una definición de sus límites. En 1930 pasó a ser dominio de Colombia mediante el tratado Lozano-Salomón, pero al año siguiente el gobierno peruano negó el acuerdo y trato de apoderarse, por la fuerza del trapecio amazónico y de Leticia. Se registró la única guerra internacional del país en lo que va corrido del siglo, de modo que la soberanía nacional en tales áreas y en la ciudad del sur quedó definida.
El actual territorio del departamento del Amazonas estaba poblado en la época precolombina por numerosos grupos indígenas, muchos de los cuales subsisten gracias al medio selvático; entre ellos, los más importantes son los ticunas, cubeos y carijonas. El primer conquistador que llegó a estos territorios fue Francisco de Orellana, quien en 1524 inició un recorrido por el río que más tarde llamaría de las ´´Amazonas´´, por las guerreras aborígenes que lo atacaron durante el viaje.
En la Colonia, toda la región al norte de los ríos Napo y Amazonas hasta la desembocadura del Caquetá formaba parte de la provincia de Popayán. Durante el período de la Gran Colombia (1821-1830), el territorio actual del Amazonas formó parte de los departamentos del Asuay y de Boyacá, entre 1831 y 1857 perteneció al territorio nacional del Caquetá, en 1857 entro a formar parte del estado federal y luego, en 1886 del departamento del Cauca.
Al declararse independendiente, Perú y Brasil iniciaron una política de colonización y anexión de territorios; entonces, el departamento del Amazonas fue objeto de múltiples litigios e incidentes fronterizos y gestiones diplomáticas y guerras de cierta gravedad. En 1928 se creó la comisaría del Amazonas que en 1931 fue convertida en Intendencia y en 1934, se creó la comisaría especial del Amazonas con capital Leticia. Finalmente en 1991 la reforma constitucional de 1991 elevó ese territorio a la categoría de departamento.
Leticia está construida sobre la margen izquierda del río Amazonas. Su condición de ciudad limítrofe le da características especiales, a las que se suman las de una calidad fluvial que tiene un comercio especial. Leticia goza de un intenso comercio con los países vecinos, especialmente Brasil. Su comunicación con el interior del país es aérea, la ciudad dispone de una adecuada infraestructura oficial y comercial.
La industria y la ganadería operan con limitaciones del difícil comercio de cosechas y reses. Vale la pena anotar su crecimiento de los últimos años, dadas las potencialidades que ofrece su territorio y el gran desarrollo logrado por el turismo.
Gracias a las posibilidades de desplazamiento y al establecido punto oficial de salida de su ribereña capital, es posible partir a los Parques Nacionales Naturales de Amacayacu, Cahuinari y La Paya, aparte de lugares mágicos como la denominada Isla de los Micos, famosa por la abundancia de éstos; así como atractivas excursiones por vía fluvial, donde es posible conocer de cerca las afamadas pirañas y caimanes que los guías atrapan momentáneamente para que los turistas admiren.
En medio del silencio de las noches amazónicas, el rumor del río tampoco se puede escuchar. Algunas veces, sin embargo, la masa de agua se alumbra con lejanos relámpagos que ponen al descubierto las siluetas de barcos y casas pertenecientes a seres de tres países, cuya existencia transcurre en medio de una fluvialidad desencadenada.
´´No va a llover, eso es seguro´´, comenta en forma espontánea una señora que parece entender del asunto. Minutos después se desata un aguacero en la ciudad colombiana de Leticia, el agua cae sin cesar durante unas 20 horas, pero nuevamente el río Amazonas, inmóvil, parece no darse cuenta.
Ante tanta humedad, se busca refugio en los bares o fuentes de soda. ´´Aquí antes había mucha plata de la coca, pero casi no se podía vivir´´, recuerda Joel, uno de los tantos guías que buscan conversación en Leticia. ´´Mire jefe, podemos salir cuatro, o hasta 10 días, selva adentro, vamos a ver animales salvajes y pueblos indígenas, donde no va nadie´´, es su oferta alrededor de la cerveza en una noche vaporosa.
Leticia, que en sus épocas más agitadas fue una perla del narcotráfico, es una localidad aparentemente apacible de unas 25 mil personas ubicada entre la selva y el río. Justo allí el Amazonas tiene tres fronteras, entre Colombia, Perú y Brasil.
En la zona existen unos cuantos centros poblados, aunque la colombiana Leticia es la más consolidada. A su lado, en la ribera norte del río, está la brasileña Tabatinga, igual de grande pero un poco más precaria. En la ribera sur, Brasil tiene a Benjamín Constant, y Perú algunas localidades más pequeñas y pobres, como la irónica Puerto Alegría o la efímera Islandia.
La gente de estos poblados practica una convivencia dinámica. Atrás quedó el pasado colonial, cuando España y Portugal disputaban la supremacía en el gran río. Y al parecer también fueron enterrados algunos desacuerdos limítrofes posteriores.
Ahora las canoas, lanchas y barcos de diverso tamaño comunican todos estos puntos surcando las aguas del Amazonas. A los de Leticia les gusta ir a tomar caipirinhas a Brasil, mientras que brasileños y peruanos frecuentan la ciudad colombiana. Los residentes de cada localidad, por otra parte, son una mezcla de las tres nacionalidades, que habla portugués y español.
Como en el resto del río, mucha gente vive de la agricultura y la pesca. Frutas extrañas, o de las más conocidas pero de tamaños irreales, pueblan los mercados de Leticia o Tabatinga. Y hay decenas de variedades de peces, con nombres que recuerdan el origen de las cosas: pirarucú, tucunaré, jaraquí o tambaquí.
Leticia empezó siendo una misión, y más tarde Perú fundó allí un poblado fronterizo en 1867, pero su territorio siempre fue reclamado por Colombia, país que se hizo cargo de su soberanía en 1930. En 1932 las dos naciones protagonizaron escaramuzas limítrofes que casi terminaron en guerra formal.
La ciudad también fue conflictiva en los años 70 cuando era un centro de operaciones de tráfico de drogas. La plata corría por las calles, y hubo una bonanza en toda la zona. Pero se recuerda que había asesinatos todos los días.
Esa vocación por la ilegalidad se fue diluyendo durante los años 80. Nadie duda que por la triple frontera sí pasa mercancía, pero no como en el pasado. ´´Era muy duro. Una vez llegó la policía y disparaba desde los aviones, entonces a mi me pusieron 55 kilos de mercancía a la espalda y me dieron la orden de escapar. Si llevaba la mercancía me disparaban, y si no, también´´, recordó un taxista.
Sin embargo es obvio que la plata aún se mueve en Leticia, basta decir que cerca del mercado hay más de 20 pequeños locales dedicados al cambio de monedas: pesos colombianos, cruzeiros brasileños, nuevos soles peruanos, y los dólares. Ningún otro lugar de la frontera es así, y en Benjamín Constant, cruzando el río, es casi imposible comerciar con divisas.
Parte importante de ese movimiento económico proviene de actividades como la venta de los pescados del río Amazonas, ya que existen varias compañías que lo congelan y comercializan en grandes cantidades hacia otras partes de Colombia y el mundo. También de los cultivos de alta cotización, como la pimienta.
Como todos los lugares que se debaten con la realidad, Leticia también está llena de mitologías, que a veces existen de veras. Como la enorme casa, o la hacienda misteriosa, que todos atribuyen a un narco. O como los cuentos sobre el gringo que ahora está preso, pero en otra época tuvo barcos que trajeron al pueblo una discoteca desde Miami pedazo a pedazo.
También dicen que el nombre lo puso un ingeniero, cuya novia se llamaba Leticia Smith. Además está el guía conocido como Alberto, un tarzán moderno que salió en televisión cuando recorría decenas de kilómetros del río nadando, o los gringos que según el decir de la gente aparecen a veces por el pueblo y pertenecen a una base secreta de la DEA estadounidense.
En el zoológico, don Luis lucha para mantener la colección de animales del Amazonas. Algunas tardes, él y sus ayudantes usan palos para empujar varios kilos de carne dentro de una boa demasiado letárgica para alimentarse sola. ´´Si no, se muere´´, asegura el encargado del parque.
Taxis Volkswagen recorren unos 2 Km. de la avenida Internacional hasta Tabatinga, donde hay menos asfalto, menos luz, menos agua, y más pobres. También hay más bares.
Al igual que otros puntos amazónicos, Tabatinga y Benjamín Constant reciben inmigrantes de otras zonas más pobres de Brasil, y eso determina su crecimiento. En este caso, es indudable que la posibilidad de negociar con Colombia abrió muchas puertas en alguna época, y sigue ofreciéndolas. La mayor parte de los pescadores brasileños de este sector del río, por ejemplo, vende sus capturas en Leticia.
En las tres fronteras del Amazonas todos los poblados son diferentes.
ATRACTIVOS NATURALES
PARQUE NACIONAL NATURAL AMACAYACU
En sus 293.000 hectáreas hay selvas poco densas en las que árboles como la caoba, el caucho, el balso y los otros cedros rojo y blanco, entre otros, pueden superar los 50m. Tradicionalmente ha sido habitado por los ticunas. Cuentan con un centro de visitantes. Julio es el mes menos lluvioso. Queda ubicado a 3 horas de Leticia y 30min de Puerto Nariño, por río.
PARQUE NACIONAL NATURAL CAHUINARI
La selva se protege en 575.000 hectáreas en la hoya de los ríos Cahuanarí y Bernardo, en cuyas playas viven caimanes negros de hasta10 m de longitud y charapas, las tortugas de agua dulce más grandes del mundo, hoy en vía de extinción.
ISLA DE LOS MICOS
Santuario de Fauna y flora de la región. Queda ubicado frente al corregimiento de Santa Sofía.
LAGO YAHUARCACAS
Bellísimo, en sus aguas cristalinas viven el delfín rosado, la tonina y las victorias regias. Ubicado a las afueras de Leticia.
PUERTO NARIÑO
Segunda ciudad más importante del departamento, la habitan indígenas ticunas y yaguas, así como colonos y comerciantes. En sus alrededores se encuentra el lago Tarapoto, rodeado de enormes ficus y donde se pueden admirar las victorias regias y los delfines rosados. Queda ubicado a 72 Km., 2 horas de Leticia, aguas arriba por el río Amazonas.
LAGOS
Hermosos y ricos en fauna y flora se pueden visitar los de Zaraica, Terezinha, Laguiño y laguna grande, en Brasil, y el de Moroyoa, en Perú, ubicado cerca de Puerto Nariño.
SAN MARTÍN
Población ticuna, en ella se pueden conocer las costumbres de sus habitantes y adquirir artesanías. Ubicado cerca de Puerto Nariño, trayecto a pie.
GASTRONOMÍA
Dada la abundancia de ríos es natural el consumo preferente de pescado, complementado con casabe (elaborado con yuca brava, venenosa), plátano y frutas exóticas como el arazá, el copoazú y el anón amazónico.
MEDIOS DE TRANSPORTE
Aéreo:
Aeropuertos
Aeropuerto Vázquez Cobo: Tel. 592-7192, 592-7238, 592-7353
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